Hoy cumplo 48 y como ya es tradición lo celebro escribiendo, como una manera de devolver los saludos con un artículo que espero te sume. El cumpleaños siempre es un buen pretexto para frenar y reflexionar. “Parar para reparar” como diría mi amigo Luis Huete del IESE.
Cuenta la mitología griega que la ambición por vivir la buena vida llevó a Sibilia de Cumas a pedir a Apolo, vivir tantos años como granos de arena pudiese encerrar en su mano, pero, pequeño detalle, se le olvidó pedir que dichos años vengan acompañados de la eterna juventud, así que con el paso de los años empezó a envejecer. La leyenda dice que vivió nueve vidas de 110 años cada una. Vivía con un solo deseo: morir.
Cuanta gente hoy, parece vivir así, muerta en vida, esperando que se acabe, mientras que otros viven sin límites, “como si todo se acabara aquí abajo.” Sólo buscan sacarle el jugo al momento, esclavos de la gratificación inmediata. Así, no hay quien tenga alegría en el viaje.
Los errores más graves no vienen de las malas respuestas. Lo realmente peligroso es hacer malas preguntas, decía Peter Drucker, así que me atrevo a compartir contigo las preguntas que me hiciera Santiago Alvarez de Mon, del IESE, en algunas de mis sesiones de Coaching, no por ningún ataque de vanidad, sino con el único objetivo de que quizá puedan resonar en tu mente y provocar algunas ideas de cambio. Conócete, acéptate y supérate, decía San Agustín. Al espejo cuesta engañarlo.
1. ¿Estoy disfrutando el viaje? ¿Te enfocas más en el mapa o en el paisaje? ¿Valió la pena tanto esfuerzo? ¿Sigues sembrando horas y horas de trabajo para cosechar tranquilidad algún día o será que ya puedes comenzar a hacerlo? ¿Son excluyentes o pueden convivir el trabajar bien y el disfrutar la vida?
2. ¿Tiene sentido la vida que llevo? Cuando se tiene un porque, se encuentra fácilmente el cómo, y la vida se vuelve más llevadera. Por el contrario, tienen destrozado el corazón quienes no conocen el para qué están aquí. Y una vida así, sin sentido, es una carga inaguantable que se llena de vacíos, de angustias y depresión. Tarea: Define bien tu propósito, es decir, para que vives, que te apasiona, para quien lo haces y por qué lo haces.
3. ¿Cuál es mi principal objetivo? ¿El éxito o la felicidad? ¿Cuáles son las métricas para medirlos? Cuidado con confundirlos. El éxito más enfocado en logros profesionales, cuenta bancaria, seguidores en Linkedin, y la felicidad en tranquilidad de conciencia, cuanto le sumas a los demás y la calidad de las relaciones con familia y amigos. Quizá el éxito sea una feliz consecuencia de la felicidad. “El problema de la gente es que no quiere ser útil sino importante.” Wiston Churchill
4. ¿Cómo han cambiado mis prioridades? ¿Les dedico la calidad y cantidad de tiempo necesario? ¿Qué dice mi agenda sobre las mismas? Una prueba acida: Define tus 10 prioridades en tu vida actual, y valida con tu agenda de las últimas dos semanas, si forman parte de ella y si le asignas el tiempo necesario. Cuidado con postergar lo importante. Los que dejamos en la cola suelen ser nuestros seres más queridos. Prioriza y cambia! Algunas personas no están deprimidas, solo están enfermas de rutina, por no reimaginar su vida, su trabajo y su familia.
5. ¿De qué va mi conversación interior? Tu voz interior ocupa casi el 50% de tu día. Si la tienes renegando o frustrado, impactará en tus entregables. Primero sé consciente de la misma, y segundo identifica como cambiarla. Marco Aurelio decía: “Nuestra vida es lo que nuestros pensamientos crean”.
6. ¿Dónde paso más tiempo, en el pasado, en el presente o en el futuro? He vivido por momentos, anclado en el pasado, añorando un tiempo que ya pasó. El exceso de esto se transforma en depresión. También he vivido con la cabeza en el futuro, que es donde se esconde la ansiedad. Se disfraza de prudencia. ¿Dónde ocurre el arte de vivir? En el hoy, aqui y ahora. Nuestra ansiedad no la provoca el pensar en el futuro sino el deseo de controlarlo. El paradigma del control lleva mucha gente al psiquiatra.
6. Cuando tenga 80 años, ¿Qué consejo le daría a la persona que soy ahora? Le haría acordar la frase de Stpehen Covey: En la vida lo más importante es que lo más importante sea lo más importante. Mi fe, mi familia, mi trabajo y mis amigos, en ese orden. Haz lo que debes y estáte en lo que haces. Siempre lamentamos aquello que no hemos hecho. No esperes llegar al precipicio para arrepentirte de las cosas que pudiste cambiar. Vuelve al presente y haz tu tarea con pasión. Como diría Yoda: Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes.
Pasamos más tiempo planificando que viviendo. Y el tiempo no perdona, lidera tu vida. El futuro no pertenece a improvisados, no es lo que va a pasar sino lo que vas a hacer. Vive, y no esperes a vivir, que a lo mejor, la vida se te escapa sin que te des cuenta. Dicen que la vida es como un helado. Si te lo comes, se acaba, y si no… también. Aprovéchala!